Uno de los objetivos fundamentales de un profesional de
marketing es conocer perfectamente el entorno en el que se mueve, este entorno
se subdivide en dos: interno y externo. El externo se compone de consumidores,
trade, competencia y medios (luego se puede completar con entorno político,
social, tecnológico, legal…). Es el entorno interno, y más concretamente la
organización de la empresa donde hoy me apetece pararme.
Las empresas se empeñan en que se trabaje en equipo, por
eso, uno de los aspectos importantes cuando se contrata a una persona es su capacidad para trabajar en equipo. Todas las personas a las que
he entrevistado me han jurado y perjurado que trabajan muy bien en equipo y
todas, sin excepción, han sido un desastre en ese sentido.
Descartada mi ineptitud para las entrevistas (o no), sólo
quedaba otra opción, nadie trabaja bien en equipo (ni yo). ¿Por qué? Porque los
equipos trabajan pero los que ascienden son las personas y como las empresas
son embudos invertidos, de un equipo de 4 sólo asciende uno y todos los
integrantes del equipo quieren ser ese uno. Si el equipo funciona, todos se
intentan poner individualmente la medalla y el equipo se romperá porque
empezarán las suspicacias, los celos y el “este es un trepa”, si el equipo no
funciona, todos le echan la culpa al otro y el resultado es el mismo, equipo
roto.
Si tienes que organizar un departamento de marketing, no
hagas departamentos happy de todos trabajamos juntitos, porque vas a pasarte
media vida gestionando conflictos en vez de estar trabajando en hacer crecer el
negocio.
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